07xo2207
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No cambiaremos nada. Me dijeron. Yo me fié porque a ver qué remedio. Luego pinté las paredes de nuevo. Porque cambiaron cosas. No debería extrañarme. Todo el mundo promete cosas que no puede cumplir. Yo una vez le prometí a una novia la luna. Ando en ello. Pero no la he cumplido. Todavía.
En cualquier caso nadie cumple sus promesas. Generalizar es ser idiota, ya lo sé. Yo soy idiota. Y sobre todo soy un idiota que se aburre mucho. En realidad no es que me aburra. Es que no me divierto con las diversiones que me brindan los que no cumplen promesas.
Son tantos. Y tontos.
Tantos tontos y encima ahora quieren que vaya por ahí con etiquetas.
Pues voy a aprovecharlo, mira.
(-¡Eh! ¡Tú! Juntapalabras, déjate ya de tanto cripticismo que se te nota el hedor en la entrelínea. ¿Sabes lo que me hace más gracia? Que te estás convirtiendo en aquello que prometiste no convertirte. Pringao. Dile algo Án, que anda otra vez escudándose en la metáfora.
-Déjale Sú. Tiene hambre de primavera, igual que tú. ¿No ves que la están peinando? Confía en él. O no te ha sorprendido últimamente.
-Vale. Pues que se dé prisita, Án.
-Ya tiene encargada la máquina del tiempo que funciona con monedas, Sú.
-Si serás idiota... ¿cómo te quiero tanto siendo como eres tan idiota, Án?
-Porque eres sabio. Y yo muy guapo.
-Te veo muy contento últimamente. ¿Hay algo que no me has contado?
-La primavera, Sú. La primavera. ¿No la oyes?
-No.
-Pues escúchala, Sú. Escúchala. Que viene)
Etiquetas: Llame a su madre; la hará feliz. Y no se tome todo tan a pecho; ande. Que vivir son dos días. Y ya son las once.