(Mañana ha sido hoy tan de repente)

por la parte de adentro


31V032006
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Ocurre que me tengo que ir y que no quiero. Pero, por un tiempo, no voy a venir a la ciudad de sol. Y que no es ya el no poder compartir cotidianamente lo que cotidianamente no puede compartirse ahí fuera, sino el no poder saber de vosotros lo que más me solivianta. Porque vosotros, de una manera natural y sorprendente, por una de esas maravillosas casualidades de la vida, habéis sido copartícipes de los prodigios obrados en mi vida, me habéis enseñado muchas cosas, habéis pasado a limpio mi memoria, me habéis despertado, me habéis recuperado, levantado y sostenido; y todo ello sin trampa, fluidamente, señores del ritmo.

Y a lo mejor no sois muy conscientes de la deuda de amor que he contraído con vosotros, pero tengo una deuda y quisiera poder pagarla de algún modo.

Me voy a quedar sin ordenador y sin conexión a Internet por algún tiempo y esta precariedad tecnológica (que bien mirado es una buenísima noticia) me va a impedir asomarme asiduamente a vuestras ventanas y daros las palabras que se me escapan de mis ojos que miran.

Y como el mundo de la blogosfera es tan frágil, su signo es tan evanescente, los hilos que se tienden tan hilvanes pobres; lamentaría al volver no reconoceros. Porque mi intención es volver, esta es mi casa y también la vuestra, la que construí con mis propias manos, y no quisiera dejar la obra inacabada.

Exagerada, te quiero mucho. Amélie, te debo algo. Azdu, eres mi sangre y tú lo sabes. Stand by, ojalá tengamos algún día juntos el mejor de los días. Nostak, buen viaje y buena suerte, a la vuelta me cuentas. Gasterópodo, no sabes lo sabio que eres, lo mucho que de tus dudas se aprende. Vera, me vuelves loco. Tormenta, me tocas hondo. Vanesa con clase, mil veces gracias. Desmartes, cualquier día voy y me desnudo. D…, tenemos que desentrañar un misterio. Nada, ¿a dónde has ido? Yabalavala, tenía un regalo para ti así que vuelve. Holden, me encantaría conocerte, literalmente: me encantaría. René, lo mismo te digo y además te deseo que la vida te pague con todo el amor que te mereces (ya vas a llegar, ya casi te quieres del todo), Ybris, navegar es preciso.

Misscronyc, Insana, Chloé, Evametola, Nhita, Poledra… todavía no me ha dado tiempo de subirme en vuestro barco, pero todo se andará.

Y no creáis que esto es una despedida, es simplemente que la ciudad de sol va a quedar congelada en el tiempo una temporada y no quisiera que tuvieras frío. Y la consciencia de que uno que mira (que soy yo visto por la parte de adentro) no puede congelarse y que caminará o volará o hará lo que deba fuera de la ciudad de sol y que cada encuentro que tenga, cada estímulo que encuentre, cada cosa prodigiosa que me pase me transformará y ya no seré el mismo cuando llegue a una ciudad que habrá permanecido intacta.

Por eso si queréis saber de uno que mira, si queréis invitarme a desayunar, llevarme a una exposición, jugar. Si queréis ir a ver atardecer, pasear, que os brinde consuelo. Si queréis un compañero de viaje o enseñarme vuestra ciudad o conocer la mía. Si queréis enamoraros de mí, o seducirme o contar conmigo. Si queréis ir a bailar, llevarme a una fiesta, hablar de la vida. Se queréis, de cualquier modo, celebrar la alegría, entonces no tenéis más que buscarme. Que si bien no puedo prometeros que para todo eso estaré siempre disponible, creedme si os digo que estaré siempre dispuesto.

Y en cualquier caso nos leemos a la vuelta, que siempre se vuelve a algunos sitios y seguro que tendré cosas que contaros. Y que seáis felices y que encontréis el valor para vivir vuestros sueños.


(Mañana ha sido hoy tan de repente)

mejor bien acompañado que solo


22X032006
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Pasan las horas y los días,
las semanas y los meses
y voy dejando tras de mí
un reguero de estrellas,
un halo de bien querer,
de dulce transparencia.

Hasta aquí he llegado,
hasta el borde mismo de tu boca.

Voy a quedarme un rato
por ver si acaso
me das un beso que logre conmoverme.





(Mañana ha sido hoy tan de repente)

y van dos (monosílabos que importan)


19D032006
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Un sí si es un sí. Y un no si es un no. Que, hoy por hoy, me doy o no me doy al cien por cien, sin más ni más; mi voz, mi paz, mi ser.

Y hay un no se qué que me da al ver que tú no ves que hay un dios que te dio un don y que tú lo das por mil.

A la luz del sol se ve muy bien.

Y es de ley que si tú tu don lo das por mil, yo, a mi vez, te dé a ti, no ya por mil, por seis mil, la luz que un dios a mí me dio.

Ven. O voy.

Y ten lo que de ti hay en mí, lo que soy por lo que tú me das, por lo que tú me ves.

Es lo que hay.
Es lo que es.



(Mañana ha sido hoy tan de repente)

cómo pierdes el tiempo doblando papelitos, hijo mío.


14M032006
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Yo lo dije. Dije que la suerte era la religión que profesábamos los optimistas. Dije que ponía mi ficha en el tapiz de la vida, que sí, que me la jugaba, que me arriesgaba, que creía.

Y dije que era un hombre de palabra.

Quizá por eso no debería sorprenderme esta sensación de estar tocado por el dedo de un dios, ni que cuando uno vive de forma prodigiosa sean prodigios lo que ocurran.

De mis manos brotan caracoles. Literalmente. Y es tan mágico y tan hermoso que me fui a mostrarlo a una plaza rodeado de otra gente que hace brotar cosas prodigiosas con sus propias manos. Y hubo quien me pagó dinero por un caracol y fue prodigioso. Y hubo fascinación en los ojos de los niños y sorpresa en los ojos de los adultos y fue prodigioso.

Pero de entre todos hubo un niño que no quiso conformarse con admirar el prodigio. El quiso participar de él; me miró a los ojos y como el que está sediento y pide agua me pidió que le enseñara a hacer brotar caracoles con sus propias manos.

Y le enseñé y lo aprendió y fue dichoso. Y yo con él.

—¿Cómo te llamas?—Le pregunté.
—Salvador.

Salvador. Mira tú por dónde. Salvador salvador. No te salves Salvador.

—Oye; el próximo día que vengas cuando venga yo me enseñas a hacer otra cosa—, me dijo. No me preguntó, no lo pidió: lo vaticinó. Predijo como el que mira lejos y ve mucho. Salvador, que tiene las mismas letras que Gervasio.

—Unicornios—, le propuse —que son más fáciles que los caracoles.
—Vale—, aceptó. Se despidió con su caracol en la mano y me dio una naranja agradecido. La naranja que esa noche, ahora me doy cuenta, más que cenar comulgué, porque los optimistas formamos iglesia.

También dije que estaban a punto. Y esa noche, al llegar a casa, había florecido el almendro de la entrada. Porque son las cosas que decimos los que somos hombres de palabra. Así que no te extrañe si de pronto ves romperse el cristal de la pantalla.

Por la parte de adentro.



(Mañana ha sido hoy tan de repente)

Love's labour's lost


09J032006
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Me enamoro mil veces cada día, me enamoro constantemente, me enamoro desde siempre; de mis compañeras de guardería me enamoré locamente, de mis profesoras me enamoré como un niño. Me enamoro en los bares, en la biblioteca, en el autobús...

Voy al cine y me enamoro de las espectadoras, de la taquillera, de la acomodadora, de la protagonista. De una figurante que pasaba desapercibida yo me enamoro inmediatamente.

Me enamoro de la gente que pasa, me enamoro de la gente que baila, me enamoro de la gente que se besa, me enamoro de la gente que sonríe.

Me enamoro de mis amigas, me enamoro de las novias de mis amigos, me enamoro de mis amigos, me enamoro mucho de mis amigos todos los días.

Me enamoro de las cajeras de los supermercados, me enamoro de las ejecutivas, me enamoro de las amas de casa, me enamoro de las peluqueras, me enamoro de las artesanas, me enamoro de las músicas, me enamoro de las artistas, me enamoro de las poetas, ¡cómo me enamoro de las poetas! Me enamoro de las ricas, me enamoro de las pijas, me enamoro de las hippies, me enamoro de las punkies, me enamoro de las pordioseras. Me enamoro de las putas y me enamoro de las monjas. Me enamoro de las guapas y de las feas. Me enamoro de las tímidas. Me enamoro de las raras y de las transparentes.

Me enamoro de las argentinas.

Me enamoro de las sudamericanas y de las norteamericanas, de las africanas y de las asiáticas, de las australianas y de las europeas. Me enamoro de las españolas tanto de las insulares como de las peninsulares, me enamoro porque sí, me enamoro siempre.

Me enamoro de las madres, me enamoro de las hijas y me enamoro de sus hermanas. Me enamoro de ti, me enamoro de los que comentan con amor en este blog, me enamoro sin poder evitarlo.

Mi vida es un rosario de amores perdidos.

(Mañana ha sido hoy tan de repente)

y otra vez leí un poema de Ángel González


07M032006
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Trabajé el aire,
se lo entregué al viento:
voló, se deshizo,
se volvió silencio.

Por el ancho mar,
por los altos cielos,
trabajé la nada,
realicé el esfuerzo,
perforé la luz,
ahondé el misterio.

Para nada, ahora,
para nada, luego:
humo son mis obras,
ceniza mis hechos.

...y mi corazón
que se queda en ellos.







(Mañana ha sido hoy tan de repente)

una vez leí una viñeta de Forges


06L032006
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—Oye, gordita... ¿tú te acuerdas cuando te decía, a la pálida luz de la luna: "yo no puedo querer más que a una y esa una, mi vida, eres tú"?
—Sí.
—Bueno, pues estaba torrija.







(Mañana ha sido hoy tan de repente)

mejor no lo pienso


05D032006
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Siempre acaba matándome la impaciencia, se me reduce a su mínima expresión el entusiasmo cuando no hallo nada después de haber lanzado mi corazón en pos de algo más hondo. Pasan las horas sin que haya juego y entonces el aire trae como jirones de miedo.

Si lo pienso me odio. Por volcarme tanto y sentirme expuesto y sin respuestas. Por haber querido subir de cien en cien los escalones para llegar antes a la cima y en la cima acabar solo con cara de idiota porque nadie sube los escalones de cien en cien salvo uno que mira.

Si lo pienso me odio y casi siempre tengo mucho tiempo para pensarlo.



Y para subir escalones.




(Mañana ha sido hoy tan de repente)

e pur si muove


02J032006
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Moverse a impulsos, mejor,
ser
en ese impulso...

cambiar las normas
hasta que la normalidad
pase a ser otra

y dejarse llevar
motivado sólo
por una ansia de berdad


y de velleza.






todo tiene su tiempo bajo el sol


02J032006
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Existe un tiempo para sembrar y otro para recoger lo sembrado. Y entre medias el tiempo de la espera, largos días de horas planas que transcurren apenas sin contacto, momentos en los que uno puede a lo sumo aspirar a entretenerse, caminar de puntillas sobre las aguas turbias del hastío.

Y en mi sangre este pulso conocido, este signo sabido... les queda nada para florecer a los almendros.