y otra vez leí un poema de Ángel González
07M032006
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Trabajé el aire,
se lo entregué al viento:
voló, se deshizo,
se volvió silencio.
Por el ancho mar,
por los altos cielos,
trabajé la nada,
realicé el esfuerzo,
perforé la luz,
ahondé el misterio.
Para nada, ahora,
para nada, luego:
humo son mis obras,
ceniza mis hechos.
...y mi corazón
que se queda en ellos.
2 han querido poner más luz en esta calle
Misterios insondables del azar.
Me pillas con "Palabra sobre palabra" a mi lado.
Busco el poema (ya sabes, tocar un libro siempre excita) y lo leo una y otra vez.
Me pone triste el esfuerzo de trabajar el viento y la nada.
Pero me rebelo ante el final.
¿Cómo podría ser nada, humo y cenizas lo que lleva un corazón colgado?
Lo grito: "ES FALSO"
Doy fe de ello.
¿cómo trabajar el aire y la nada si no se deja uno el corazón en ello? Pero vuelve, aún incendiado, moribundo... siempre vuelve palpitando a su lugar... hasta que lo pongas de nuevo a la labor ;)
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