(Mañana ha sido hoy tan de repente)

no tengo patria, podéis enterrar mis huesos junto a cualquier río


30l062008
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En la última columna para el El País que escribió Eduardo Mendoza, se enorgullecía de no haber usado nunca el fútbol como metáfora de la vida. A mí la frase me llamó la atención, más que nada porque era una anomalía en el paisaje, algo que me pareció dicho para alguien en concreto y no para el público en general, como un gesto desde el resentimiento: "me enorgullezco de no haber utilizado el fútbol como metáfora de la vida (no como otros)".

A mí no me gusta el fútbol. De pequeño mi padre jamás me llevó a un estadio de fútbol. Eso sí, me llevó a ver las ruinas de un circo romano. A mí no me gusta el fútbol porque siempre era el penúltimo (vicente estaba más gordo) cuando había que elegir equipos para jugar al fútbol. Mis amigos me llamaban Maradona y me lo pusieron con esa habilidad innata de poner el dedo en la llaga que tienen los niños. Sólo he ido dos veces a un campo de fútbol. He visto dos partidos intrascendentes y ni me iba ni me venía el resultado. No me gusta el fútbol.

Pero me gusta la vida.

Y el fútbol no es ya que se pueda utilizar como metáfora de la vida. Es que el fútbol es un espejo de la vida. Sus detractores ven detrás un negocio que mueve miles de millones de euros. Cláusulas de rescisión de contratos de jugadores y derechos de imagen y difusión que mueven una cantidad de dinero capaz de pagar la deuda externa de todo el tercer mundo. Pero de eso la culpa no la tiene el fútbol. El mundo en el que vivimos tiene unas reglas que no por injustas dejan de ser las reglas por las cuales nos regimos. La codicia forma parte de nuestro ser de la misma manera que lo forma parte el altruismo. El dedo del dinero lo toca casi todo y casi siempre lo toca para mancharlo un poco. Es cierto que el fútbol tiene un rincón oscuro, pero no es sino el reflejo de la materia oscura que cubre el universo.

Pero ver sólo eso es no fijarse. Es no querer ver la luz que también existe. El fútbol es una manifestación colectiva de humanidad. Humanidad entendida como cualidad de lo humano, como aquello que nos hace partes que conforman un todo. En el fútbol confluyen todas las pasiones humanas. La rabia, la ira, el honor, la lucha, la nobleza, el pundonor, el juego. Es lo de siempre. Es gladiadores en la arena porque somos eso los seres humanos. Alea jacta est. Mi padre por algo me llevaba a ver ruinas de circos romanos.

El fútbol está lleno de aspectos religiosos porque está en nuestra condición. Es un rito y es una ceremonia. Y hay ídolos que hacen cosas extraordinarias. Superhombres que se mueven con presteza en las fronteras del límite de la capacidad física. Héroes que realizan gestas, representantes de un pueblo en una lucha por conquistar la supremacía en el olimpo. Y el pueblo forma Iglesia, conforma una comunidad. Y la victoria provoca un paroxismo similar a los éxtasis báquicos de las religiones micénicas.

La gente hoy por la calle se reconoce en la sonrisa. Sus cargas son más livianas, transcurren con alegría. Se abrazarían con gusto. Compartirían café. Se ayudarían el uno al otro de buena gana. Y eso, si lo piensas un poco, empieza a parecerse milagro.

Y queda grabado en la historia, en nuestra memoria colectiva, será una hazaña que será narrada por los cronistas que tiene la vida. Dentro de cincuenta años será un hecho recordado. Y también alimenta esperanzas. El mundial que viene ya no es el mismo. Y lo veré con gusto.

Porque el fútbol a mí no me gusta. Pero me gusta la vida.



(ccampeones, campeones, oé oé oéee... campeones, campeones, oé oé oéee...

(el título, se lo cogí prestado a Alberti)

5 han querido poner más luz en esta calle

Blogger Inma Luna, cual luciérnaga, añade que...

Yo, Unito, me quedo con la imagen de mi madre loca de contenta, pronunciando palabras que nunca le había oído pronunciar (otro córner, no, por favor, otro córner no...)hablando de Casillas como si fuera hijo suyo o tocando una trompetilla de mi sobrino asomada a la ventana. Disfrutamos y nos reímos a gusto.

30/6/08 12:36  
Blogger libertad, cual luciérnaga, añade que...

Cuánto comparto lo que dices hoy. Cuánto (aunque yo incluso me haya aventurado algunas veces en mi cabeza a considerar el fútbol como una metáfora de la vida). A mí lo que más me ha sobrecogido, es la forma de ganar. Es la sensación de haber ganado por el buen hacer, por el trabajo bien hecho, y que eso produzca alegría, genero orgullo. Y después alegría, y vida. Que a mí también me gusta la vida, y mucho. Y después, el hecho de que por una vez en mi vida me haya sentido como cuando viajo a otro país europeo, orgullosa de nuestras banderas que ondulan en los balcones de las casas. Quizás, en esta ocasión, además de vida, es posible que el fútbol haya conseguido lo que nunca consiguió la política, que compartimos unidos un mismo símbolo. Y quizás como decía Javier Marías ayer en el País, a mi juicio en un artículo buenísimo, "por algo se empieza".
P.D. Y a mí tampoco me gusta el fútbol

Gracias por este post

30/6/08 15:00  
Blogger Carz, cual luciérnaga, añade que...

He estado de viaje una semana, la primera parte fue por trabajo, pero la segunda fue por el placer de reencontrarme con personas queridas. Quiso el destino que me acompañara un amigo al que sí le gusta el fútbol. Mi primer impulso fue no acompañarle a ver la semifinal en Cádiz y la final en Plasencia al primer bar con pantalla grande que lo emitiese, pero tampoco soy tan gilipollas. Lo cierto es que me alegró que el equipo español ganara a Rusia y a Alemania (nótese que no empleé el término "ganáramos") pero por la sencilla razón de que jugó mejor que los adversarios.
En ambos partidos, la mayoría de los que me rodeaban gritaban cosas como: jódete, que nos la chupen, a por ellos, y ciegamente aplaudían cuando una falta no era pitada (después de haberse producido claramente) en contra del equipo español y, por supuesto, llamaban hijo de puta al árbitro cuando no pitaba una falta clara a favor.

Claramente el uniforme uniformiza el cerebro, ya me gustaría ver cómo cojones jugaban en pelotas a la pelota, a ver a quien coño le pasaban el balón, y tanto hincha mediatizado se quedaba sin saber a quien vitorear y a quien vitupear...

Me ha venido a la cabeza un chiste, pero seguro que ya lo sabes, va de piragüismo en las olimpiadas de Barcelona.

Un abrazo.

1/7/08 02:00  
Blogger ybris, cual luciérnaga, añade que...

De acuerdo.
No me gusta el fútbol y sí la vida.
Me gustan los aspectos que mencionas.
Pero en el fondo no soporto la confrontación y el nacionalismo.
Ojalá fuera sólo deporte.

Abrazos.

1/7/08 07:10  
Blogger Ego, cual luciérnaga, añade que...

Suscribo la moción.
No me gusta el fútbol y sí la vida. Como al maestro Ybris. Desde mi escasa vida, le dejo estas letras de despedida. Fue un placer leer sus gritos. Quizás los siga leyendo a escondidas.
Un beso, sin paréntesis que valga...

1/7/08 17:46  

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