(Mañana ha sido hoy tan de repente)

ya lo creo, el tipo de persona que se pierde en su propio museo


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La tienen los metros, los aeropuertos, los centros comerciales y mi corazón, visto lo visto: apenas se activan los sensores que detectan cercano el movimiento se abren de par en par las puertas automáticas.

Y entra cualquiera; no te piden el carnet en la entrada, no te exigen etiqueta, admiten lo que sea que traigan guardado en su mochila, no está reservado el derecho de admisión. Basta que estés cerca, y las puertas se abren.

Aquí dentro es extraño, porque no hay carteles indicativos o los que hay son ambiguos y desconcertantes, como las etiquetas de los elixires del país de las maravillas. Adentrarse por sus galerías de espejos es sin duda perderse. Algunos no entran. Algunos se quedan mirando desde la puerta sin decidirse a entrar. Pero los hay curiosos, y también osados. Y entonces entran en la galería de espejos que no deforman la realidad, sino que la transforman. Y aquí hay de todo. Quien tiene pavor. Quien no lo soporta. Quien cree que hay truco. Quien no entiende nada. Quien se fascina. Quien lo entiende todo. Quien se enfada. Quien se alegra. Quien se reconoce. Quien agradece. Quien quiere.

Pero aquí no hay nada. Aquí nada se vende. Aquí no se hacen transacciones comerciales no hay nada que se pueda comprar sino vacío. Imágenes que no pueden sostenerse entre los dedos. Por aquí sólo se viaja. Por aquí tan sólo se pasea. Y ya es bastante.



(no deberíamos hacer oídos sordos a las coincidencias de dos vidas en un instante. Por cierto que el título es del Tote, ya lo creo.)

4 han querido poner más luz en esta calle

Blogger Exagerada, cual luciérnaga, añade que...

Esto es un vértigo. Lo que me faltaba hoy, precipitarme.

17/1/07 14:34  
Anonymous Anónimo, cual luciérnaga, añade que...

:)

18/1/07 00:08  
Blogger Marta, cual luciérnaga, añade que...

Yo ya no rondo el sensor por si las puertas... no sea que me salga, no, no.

18/1/07 11:22  
Anonymous Anónimo, cual luciérnaga, añade que...

Formidable, Uno.
Puertas que se abren con solo detectar una presencia.
Como ciertos corazones en los que confiamos.
Efectivamente, es sólo cuestión de entrar, viajar y pasear.
Que no es poco.
Incluso aunque uno se pierda.

Un abrazo.

18/1/07 11:40  

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