decir adiós y quedarse
29M012006
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adiós, hablamos mañana
guapa, más que guapa; eres lo más hermoso que esta noche puebla el universo
Sí, sí, que ya es tarde
además quiero levantame temprano para no hacer nada
hueles a jabón de almendras y ron cubano
una cortina triste te ilumina los ojos
y al ritmo le gustan tus caderas
ya le llevo yo hasta el coche
me pilla de paso
claro, quédate
y te veo besarle y es tan suave, tan ahora, tan precioso,
luego él te lleva
diviértete, divertíos
ciao,
hablamos mañana.
yo me llevo tu mágica sonrisa
y esta melancólica placidez que me traspasa
cuando te veo pelear por ser feliz a tu manera
10 han querido poner más luz en esta calle
Sigo vivo amigo, te leo, de lejos. Muchas gracias por venir, dentro de poco hablaremos más largo y tendido.
Un abrazo,
a veces escribes unas cosas que me dejas patidifusa.
Claro, están las palabras entre líneas, las notas mentales, tantas cosas que quisiéramos decir y no lo hacemos... por miedo, por vergüenza, por amor... y esas omisiones van quedando grabadas... escondidas, pero están... y afloran de vez en cuando...suaves, transparentes, melancólicas...
Precioso
Sencillamente genial.
Un día de estos publico un post con subtítulos.
Un post genial, de verdad.
Cuantos pensamientos que afloran y se quedan en los adentros cambiarían el transcurso de los sucesos si no se quedaran sólo 'en cursiva'...
Sin palabras..
Jamás te diré adiós... siempre hasta pronto
:-)precioso...
Decir adios y quedars (II)
-Te llamo.
-Mejor no.
Y empecé levemente a arrepentirme, a sentir la pesadumbre de haber renunciado a la posibilidad de volver a vernos.
Ya me había arrepentido del todo cuando sonó el teléfono.
Sonaba, suena cien veces al día, pero a veces el timbre es distinto. Aquélla en particular vibró con el eco sordo de siempre. Sin embargo, sonó también a curiosidad, a anticipación y a deseo. Sobre todo a deseo, ese deseo que hace llover ranas y nevar trompetas.
La llamada trajo el salir de la cama y tachar un día menos para el encuentro, mientras intentaba enfundarme de nuevo en mis uñas, mis codos, mis dedos del pie, mis rodillas. No se parecía a una nube ni al mar, sino a tormentas eléctricas y coches de carreras.
Fue una de esas noches en las que la propia piel parece de veras hecha a medida, sin un lunar de más o de menos. Dijo que me haría el amor como nadie antes y lo creí en sus ojos. Tenía que creerlo mientras llovían, entonces sí, sapos del cielo. Me dijo que siempre cumplía su palabra, y para entonces ya nevaban oboes. Empañamos los cristales de todo el barrio aquella noche.
Volví a casa como se vuelve de los buenos sueños, deseando que continúen mañana, y sabiendo en el fondo que no será así.FIN
Bonita ciudad. Agradable paseo por tus calles. ;)
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